Luego
de llegar a los 60GB de música me dí
cuenta que las cosas andaban mal. El disco duro ya no anda a la velocidad deseada, cuesta buscar en la biblioteca y cada vez se demora
más en iniciar la reproducción. Bueno, antes escuchaba lo que sonaba en la radio, pero ahora uno va seleccionando.
Con
todo esto me pregunto: ¿porqué uno tiende a recopilar tanta música
si sólo escuchas un par de canciones al día?. El objetivo de tener una gran biblioteca es que puedes reproducir justo la canción
que quieres escuchar, en el momento que amerite y acceder a
ella fácilmente. Sin
embargo, es difícil andar siempre con el disco, asi que no
queda otra que cargar un setlist en el celular.
Hasta
hace poco, la tecnología no satisfacía 100% la necesidad de “música
en el momento”, hasta que alguien atinó y
aparecieron varias aplicaciones móviles como “Spotify” o
“Deezer”. Éstas pequeñas herramientas te dan acceso instantáneo
a una gran biblioteca de música portable. Bueno, siempre cuando tengas un
celular, computador e internet.
Investigando más sobre el tema, me convenció, y opté por Spotify. Y ahora que tengo la aplicación cargada no se que escuchar... Pasa un par de semanas y me doy cuenta que el playlist se esta llenando con las mismas canciones de siempre.
Me
doy cuenta que lo que falta es orientación dentro de esta
inmensidad. El problema ya no es cantidad, sino calidad y tiempo para
explorar. Cada día se suman miles de canciones y cada vez se
torna más difícil encontrar lo que uno realmente quiere escuchar.
Quizás era mejor antes cuando tenía 20 discos y esos te acompañaban
toda la vida. Ahora tienes miles de discos y no sabes por donde
comenzar, todo se torna mucho más complejo y, por lo mismo terminas
escuchando los mismos 20 discos anteriores.
Antes uno se sentaba a escuchar un álbum completo (los reproductores
antiguos te obligaban a estar fijo en un lugar) y el disco
dura lo suficiente como para mantener tu atención. No eran muchos, por lo que tu mente puede procesar la totalidad de tu música.
Ahora, en estos tiempos (frase de viejo) puedes reproducir un contenido ilimitado de música; comienza un desorden de grupos, distintas tendencias y te
tratas de conectar, pero no lo logras, ya que el ritmo de vida es otro. Finalmente lo que escuchas es un ruido ambiente que sólo te acompaña. Es una masa a la cual no te das el tiempo de entender y tu
conexión con la música, en vez de aumentar, disminuye. Sólo le
prestas atención a lo que puede ser agradable, por lo cual pierde
todo el sentido y contenido y se transforma en una simple decoración
del espacio tiempo.
Otro tema que me di cuenta es que si se conectas la aplicación a unos parlantes más grandes, la calidad de
audio deja mucho que desear. Por lo mismo, es entendible por estos tiempos el “revival”
de los vinilos, ya que la calidad de reproducción a bajado considerablemente. Pero, los vinilos son caros y difícil de transportar, así que vuelvo a lo mismo.
Por
lo visto, la ecuación; “calidad”, “cantidad”,
“portabilidad” y “orientación”
no está resuelta aún.
Y con toda esta nueva tecnbología siento que la música, como arte, está teniendo un leve retroceso. Observo que el producto final ya no corresponde al trabajo del álbum en sí; ya no hay un diseño de disco, una presentación, una idea de fuerza. Algo de romanticismo o de misticismo. Difícil va a ser encontrar un nuevo “No Code” de Pearl Jam o un “Dark Side of the Moon” de Pink Floyd.
Y con toda esta nueva tecnbología siento que la música, como arte, está teniendo un leve retroceso. Observo que el producto final ya no corresponde al trabajo del álbum en sí; ya no hay un diseño de disco, una presentación, una idea de fuerza. Algo de romanticismo o de misticismo. Difícil va a ser encontrar un nuevo “No Code” de Pearl Jam o un “Dark Side of the Moon” de Pink Floyd.